“Trabajamos para ofrecer el mejor arroz del mercado, apostando por la calidad y la innovación sin perder nuestras raíces. Nos esforzamos en preservar el cultivo en Aragón y garantizar un producto excepcional que refleje nuestro compromiso con la tierra y la tradición."
La cooperativa Arrocera del Pirineo comenzó su camino en 1996. Desde entonces, ha evolucionado hacia un modelo sostenible y moderno, destacándose en la industria arrocera con su marca Arroz Brazal. Descubre cómo han reinventado su imagen, diversificado sus productos y superado los retos de un mercado globalizado. ¡Acompáñanos a conocer su historia y su pasión por el arroz!
En 1996 nació la Cooperativa Arrocera del Pirineo y un año después surgió la marca Arroz Brazal. ¿Cómo fueron los inicios de la empresa?
Arrocera del Pirineo surgió para agrupar la producción y comercialización del arroz en Aragón. Se fundó con 11 cooperativas, pero a raíz del descenso del cultivo de arroz en Aragón y la transformación agraria ha hecho que, a día de hoy, la cooperativa esté formada por tres socios que abarcan las zonas de cultivo de Alcolea de Cinca, Ejea de los Caballeros y Sádaba.
Actualmente, la mayor parte del arroz cultivado, elaborado y envasado por dicha cooperativa se hace a través de la marca Arroz Brazal tanto en mercados regionales, nacionales y también internacionales.
Después de décadas de trabajo, ¿Qué hace que vuestros arroces sean tan especiales? ¿Cómo lográis destacar frente a la competencia?
- La supervivencia del cultivo de arroz en Aragón, buscamos que el consumidor tenga la oportunidad de disfrutar de un producto regional contribuyendo al aprovechamiento de nuestras tierras evitando la desertización de estas zonas.
- Nos centramos en la defensa de un producto de calidad extraordinaria y con las mayores garantías sanitarias. Intentamos evitar los máximos tratamientos fitosanitarios y priorizamos una semilla certificada de calidad.
- Luchamos cada día para dar el mejor servicio, con el compromiso de todas las personas que forman parte de la cooperativa, tanto productivo como humano, para que la experiencia de compra sea satisfactoria de principio a fin.
Recientemente habéis reinventado vuestra imagen. Cuéntanos cómo surgió el proceso.
Apostáis por la innovación y la evolución para garantizar la máxima calidad. ¿Cuál es la clave para conseguirlo?
¿Qué tipos de arroz ofrecéis y qué características destacan en cada uno?
- Nuovo Maratelli: grano redondo y perlado, especial para paellas y risottos, con una capacidad de absorber los sabores y mantener el reposo.
- Guadiamar: grano semilargo cristalino, perfecto para guarniciones, arroces blancos y sushi, de cocción rápida y versátil, quedando siempre suelto.
- Integral: grano semilargo, ideal para arroces con verduras o ensaladas, rico en fibra y minerales.
- Bomba: grano corto perlado, ideal para arroces caldosos y melosos, con una gran resistencia a abrirse.
- Balilla x Sollana: grano redondo, especializado para risottos y arroces melosos. Es la variedad más tradicional de cultivo exclusivo en el Cinca Medio.

De las distintas variedades, ¿tenéis algún producto estrella o preferido por los consumidores?
Sin duda, el favorito de los profesionales es la variedad Nuovo Maratelli, la del paquete rojo. Gracias a su versatilidad y adaptabilidad a casi todo tipo de platos, lo hace una variedad única e indispensable en la cocina. Además, su facilidad de uso garantiza buenos resultados incluso para cocineros inexpertos.
Uno de los productos con los que contáis son los “Kit de Sushi Haztumaki”. ¿Qué os inspiró al lanzamiento y cómo fue la experiencia?
El mismo año del rediseño de marca incorporamos novedades. Con el auge del sushi casero, creamos el kit, un producto pensado para la variedad Guadiamar. Su nombre invita a preparar sus propios makis y sushi en casa. La caja, con asas laterales recuerda a los antiguos sacos de arroz asiáticos.
Aunque fue un proyecto ambicioso y el mercado no estaba del todo preparado, seguimos ofreciéndolo y consideramos un futuro rediseño para darle un nuevo toque más acertado.
En vuestra opinión, ¿cuál es el principal reto de la industria arrocera?
En nuestro caso, la supervivencia del cultivo en un mercado muy globalizado y con una competencia brutal. El arroz importado, más barato, compite con nuestra agricultura que exige más recursos que los países de fuera de la Unión Europea y enfrenta más normativas de calidad y salubridad.
Pese a la situación económica, trabajamos para educar al consumidor sobre el origen y las condiciones del arroz que consume, resaltando también el papel importante de la agricultura y el sector rural en Aragón puesto que sin ellos no se entiende la gastronomía de nuestra región.